Rehogamos una cebolleta grande muy picada en aceite y añadimos un dado de mantequilla.
Troceamos dos pechugas de pollo y las añadimos a la cebolleta junto a un poco de tomillo y un poco de sal y lo cocinamos un poco. Cuando ya han cogido color añadimos vaso y medio de arroz largo (no vaporizado), un vaso de vino blanco y 2 vasos de caldo de pollo (vale agua pero queda más rico con caldo).
Removemos constantemente para que el arroz quede más cremoso. [El truco de un buen risotto es remover mucho el arroz porque así suelta más almidón y las salsas quedan más gordas] Si hace falta más caldo de pollo iremos añadiéndoselo poco a poco.
Cuando esté casi listo el arroz (el tiempo varía dependiendo del tipo de arroz elegido), echaremos un buen chorro de nata líquida (según lo cremoso que lo queramos) y el zumo de un limón; y terminamos de cocinar.
Es aconsejable no pasarse con el tomillo porque es una especie fuerte y si echamos demasiado sólo sabrá a eso, es preferible ir probando hasta que encontremos el punto que nos guste.
¡ Buen provecho !
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