Este plato es un entrante sencillo y original que podemos hacer utilizando las variedades de queso que más nos gusten.
Lo único que necesitamos es cortar el queso o quesos que hemos elegido (recomiendo algún queso semicurado para darle una mayor cremosidad o algún queso del estilo Gouda, Cheddar, Edam...) en cuadraditos o en tiras, y meterlo en el congelador unas horas para que endurezca.
Una vez tenemos el queso duro lo pasamos por huevo batido y por una mezcla de pan rallado, ajo molido y tomillo picado. Freímos por igual y escurrimos el resto de aceite en papel absorbente.
Como idea podemos emplatar decorando con un chorro de miel.
¡ Buen provecho !
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